lunes, 15 de junio de 2009

VAMPIROS


Protagonistas de las más espeluznantes y terroríficas historias, los vampiros han alimentado la imaginación humana desde hace siglos. Los chupadores de sangre han recibido diferentes nombres y rostros en todo el mundo, pero sólo uno ha logrado convertirse en su emblema gracias a una novela: "Drácula". Basado en un personaje histórico, el príncipe rumano Vlad Tepes, el escritor Bram Stoker creó con su obra todo un mito moderno del terror Qué hacen los muertos por la noche? Qué sienten en su sofocante lecho de tierra? Qué desean los muertos? Esas preguntas han visitado la imaginación de los humanos desde la noche de lostiempos y, entre las especulaciones religiosas y los argumentos racionalistas, siempre ha surgido una posible respuesta capaz de helar el corazón: los muertos desean la vida, odian a quienes les sobrevivieron y aprovechan la oscuridad, el reino de las sombras, para regresar de la tumba y atormentar a los vivos. El hombre ha buscado siempre cómo nombrar al miedo. Y enfermedades, desapariciones y muertes de difícil explicación se han cargado desde antiguo en la cuenta tenebrosa de los muertos que regresan del más allá, ansiosos de sangre: los vampiros. La biografía del vampiro se hunde en el pasado de la especie humana y en el pantano de sus miedos. Pero al igual que el miedo tiene muchos rostros, el vampiro ha recibido muy diferentes nombres en tierras de todo el mundo, aunque uno de ellos, se ha convertido en su emblema: Drácula. El 20 de mayo de 1897, la puerta del lóbrego castillo de los Cárpatos donde habita el conde Drácula se abrió por primera vez, con horrísono chirrido, y su alta figura encorvada, pálida y vestida de negro pronunció también por primera vez las engañosas e inquietantes palabras: Bienvenido a mi casa! Entre libremente y por su propia voluntad!... Yo soy Drácula". En esa fecha el escritor irlandés Bram Stoker, amante de las ciencias ocultas y miembro de la sociedad esotérica Golden Dawn, publicaba una novela que iba a consagrar literariamente la figura del vampiro y a convertir a Drácula en un moderno mito terrorífico. La realidad del siglo XX, que debía inaugurarse tres anos después, ha derrochado desde entonces muerte y destrucción cual si no fuera otro su propósito que aplacar la insaciable sed de sangre del conde transilvano.

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