lunes, 15 de junio de 2009

LA LLORONA


La Llorona es un personaje legendario originario de México, muy conocido también en otros países de Hispanoamérica. Se trata de una mujer que pierde a sus hijos y, convertida en un alma en pena, los busca en vano, turbando con su llanto a los que la oyen. Aunque hay muchas versiones de la historia, los hechos principales son siempre los mismos.
En Chile la leyenda de la Llorona también es importante. Al igual que la
Calchona, la Viuda y la Condená, es uno de los personajes femeninos más característicos del folclore y la mitología chilena. La leyenda es conocida desde la región de Atacama hasta Chiloé, en la zona meridional de Chile.
Encontramos algunas versiones muy semejantes a la leyenda mexicana y otras peculiares del folclore chileno. En cualquier caso, se trata siempre del espectro de una mujer que emite un gemido lastimero mientras busca a sus hijos.
En la versión distintiva de la tradición chilena, la Llorona se llama la Pucullén. Se dice que llora eternamente porque le quitaron a su hijo de sus brazos a muy corta edad. Es una presencia fantasmal vestida de blanco, a la que sólo puede ver la gente que está cercana a la muerte, algunas personas con habilidades especiales (como las
Machis o los Calcus) y los animales que tienen los sentidos más agudos, entre ellos los perros, que lanzan lastimeros aullidos cuando perciben su presencia.
La Pucullén es una guía de los muertos, que indica con sus pasos y llantos el camino que debe recorrer el muerto para dirigirse desde su morada terrenal hacia el más allá. Se dice que llora como plañidera por todos los familiares del difunto, para que todos ellos se consuelen pronto de la pérdida; además, evita que el espíritu del muerto decida acudir a penarlos, disconforme con las pocas lágrimas y manifestaciones de pesar de sus parientes. Algunos cuentan que si uno se frota los ojos con lágrimas de perro, podrá verla; pero si el corazón del que observa no es firme, la imagen será espantosa.
Con sus abundantes
lágrimas, que forman un charco cristalino, la Pucullén señala el sitio preciso en el campo santo donde debe abrirse la fosa para depositar el féretro. Se dice que si esto sucede, debe utilizarse toda la tierra necesaria para cubrir por completo el féretro, pues en caso contrario antes de un año morirá un familiar del difunto.
Como castigo por el descuido que la llevó a perder a sus hijos, roba los hijos de otras madres, confundiéndolos con los suyos

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